EL LIMONERO

A Mati, sobrino, ternura de los días de su abuela.

Llegó una tibia tarde, dentro de una semilla,
lo acarició la lluvia y despertó a la vida,
despuntó entre lo verde como un vocecita
que en sus primeras sílabas no sabe aún de rimas.
Se prendió del sarmiento buscando en las alturas
"el viento, el sol, y el agua, como una planta adulta,
y una noche de un día, en su hora madura
dió su fruto amarillo, perfumado de luna.
Lo conozco de años, desde que fue semilla,
los pájaros y flores lo llenaron de vida,
me regala una sombra tan fresca y tan benigna
que disfruto a mis anchas ante su compañia.
Su corazón de planta subyuga mis raíces,
su alma limonera disfruta, es como un pibe,
los sueños y virtudes de mi terruño triste
que riego cada tanto esperando germinen.
Llegará a árbol frondoso, y yo a viejo sereno
que sentado a su sombra en los días de enero
meditaré mis actos como un filibustero
que sueña con el mar junto a un antiguo puerto.
Tomare de sus frutos para calmar fatigas,
y cansancios quejosos como de una botica,
él seguirá creciendo y en ésta poesía
habrá plasmado mi arte su amistad exquisita.

Marcelo Pablo Rinaldi 

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