ESPEJOS

Un escritor comentaba en un anónimo cuento
acerca de un escritor que escribía sobre un cuento.
Y éste segundo escritor, a su vez, citó a un tercero,
el cual estaba, a su vez, otro relato escribiendo.
Y así infinita cadena formaban todos, y un hecho
manteníalos unidos, y era el de escribir un cuento,
y ése cuento consistía en que un escritor modesto
escribía que otro tipo, un cuento estaba escribiendo,
y éste a su vez escribía otro mismísimo cuento
que versaba sobre un hombre que estaba escribiendo un cuento.
No sé si usted imagina lo simple y breve del cuento
y a la vez lo muy profundo que se volvía todo ésto,
¿serían todos iguales, o diferentes?, lo cierto
es que fueran o no fueran iguales tratan del hecho
que un escritor escribía en un infinito cuento
que un escritor escribía que estaba escribiendo un cuento.
Como el reflejo del agua que nos devuelve el espejo
creyendo que somos otro, así es el trabajo nuestro,
nos sumergimos en hojas para bucear en un juego
hurgando en los personajes sin saber que somos ellos
y a la vez lo que creamos real se vuelve y por éso
vive y creando a su modo se sumerge o es inmerso
en cuentos y personajes que crean siguiendo el juego.
Y así vamos por la vida, cual personajes de un cuento,
escrito por otro tipo al que a su vez le escribieron
el cuento que interpretaba al escribirnos el nuestro.
Ocurre muy a menudo, y también a través del tiempo
pues hay otras dimensiones en donde habitan los sueños,
donde llueven las canciones y se ocultan los secretos,
y las viejas ilusiones, como flor de algún florero
esperan por la alegría de renacer, como el cuento,
que nos contaba de chicos nuestra abuela o nuestro abuelo.
Las llaves, los artilugios,talismanes y amuletos,
son las palabras, las claves, las que disparan los sueños,
puentes y espejos de un juego de infinitos argumentos
en el que se es personaje y se es autor a un mismo tiempo.
Hacia arriba o hacia abajo de la escala de los cuentos
somos únicos peldaños, notas de un canto perpetuo,
inmersos en una hoja, conectados en un tiempo,
donde alguien al crearnos en el contexto de un cuento
nos dió la libre alegría de poder escribir ésto
que no es más que un infinito juego de miles de espejos
que reflejan lo profundo que se vuelve lo que hacemos
al narrar nuestras ideas tanto en prosa como en verso.
                                     Marcelo Rinaldi  

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